En la anterior publicación, intentamos explicar qué son los Modelos grandes de lenguaje y sus límites para resolver problemas complejos o de ciencia pura. Solo podrán encontrar directivas, pero no dar una solución simple a problemas como curar el cáncer, eliminar el hambre en el mundo, liberarnos de las guerras, descubrir el origen del universo, mejorar la salud mental humana, encontrar un sistema eficiente para los viajes espaciales, etc, etc.
Encuentro en estos modelos grandes de lenguaje dos problemas.
1) Pueden simular las respuestas del hombre más inteligente que haya existido nunca, pero no es posible que tengan ideas ni propias, ni originales.
2) El problema más profundo se deriva de que la realidad no se define con el lenguaje humano, ni siquiera se puede describir con precisión con el lenguaje humano. La realidad se define con un lenguaje mucho más preciso y eficiente, con las Matemáticas.
Las matemáticas han sido siempre utilizadas, aunque fuera de forma inconsciente o aproximativa, para resolver los problemas humanos. Usando las matemáticas de forma aproximativa es como llegamos a fabricar herramientas de pedernal en la prehistoria, porque encontrar la mejor línea de fractura para conseguir extraer una punta de flecha es un problema de física aplicada, y por consiguiente se puede formular matemáticamente. El fuego es una reacción física termodinámica que depende de la naturaleza química del combustible y su disposición, en una reacción que se puede describir con matemáticas. Construir una cabaña exige conocimientos aproximativos de física que, entendidos plenamente, son fórmulas matemáticas. Comprender que las matemáticas definen el sonido producido por una lira fue lo que llevó a Pitágoras a exigir el conocimiento de las matemáticas a todo aquél que quisiera aprender en su academia filosófica.
Cada elemento del universo siempre termina empeñándose en ser una realidad puramente matemática. Una montaña, un planeta o una galaxia se forman de acuerdo a diferentes leyes físicas de la geología, la astronomía o la astrofísica, que se describen matemáticamente. Los seres vivos son en última instancia un complejísimo conjunto de reacciones fisico-químicas descritas por fórmulas matemáticas, y lo mismo se aplica al cerebro y al mismo pensamiento humano. Con matemáticas se explica la dinámica de poblaciones y puede llegar a modelizar matemáticamente la evolución misma. Pero lo que Pitágoras sospechaba, que el amor a la sabiduría -la filosofía- exige el conocimiento de las matemáticas, se basa en una verdad aún más profunda. Los físicos nos explican que detrás de una partícula elemental, sea un electrón, un fotón o un quark, no hay nada más que una función de onda, que no hay otra realidad subyacente, solo una ecuación matemática desnuda. Es tal el asombro y desorientación que provoca este hallazgo, que algunos científicos han considerado posible que el universo no sea más que una simulación informática.
Que la naturaleza sea en primer y último término un conjunto de funciones matemáticas desprovistas de cualquier otro contenido es lo que explica que existan leyes físicas inmutables que rigen sin excepción a escala universal y en todo momento, y evitan que el cosmos sea un caos. El universo solo puede cristalizarse como fórmulas y leyes matemáticas que rigen de forma férrea cada partícula elemental. Las matemáticas son el fundamento que construye las constantes físicas universales y explica el misterio de que las partículas elementales "obedezcan". La matemáticas son imperativas, definen el universo y son la verdadera realidad. Todo lo que le queramos añadir son solo herramientas para que el universo pueda ser percibido. Las matemáticas no son un producto de la mente humana, para muchos sabios como Platón o Galileo, son el lenguaje con el que Dios ha escrito el universo.
Sigue la siguiente publicación, donde propondremos las funciones y los objetivos que deberían tener los Modelos grandes matemáticos para llegar a unos logros casi inimaginables que expondré en la última publicación de esta serie.