Nuestro universo puede ser infinito. De hecho, todas las mediciones intentando saber si el universo es curvado y cerrado, han dado un resultado opuesto: O bien el universo carece de curvatura y es perfectamente plano e infinito, o bien su curvatura es tan pequeña que no la podemos detectar. Si no podemos detectar ninguna curvatura en los más de 46.000 millones de años luz que mide el universo observable, la consecuencia es que, como mínimo, el universo es miles y miles de veces más grande. A efectos prácticos, ni nuestra mente ni nuestras matemáticas podrían diferenciar un universo infinito del universo más pequeño compatible con las mediciones.
Por ello, podemos usar con garantías cualquier aproximación estadística que opere con un universo infinito o prácticamente infinito. Nuestro sistema solar parece especial respecto a los demás sistemas planetarios descubiertos hasta ahora. Nuestros planetas gigantes gaseosos están alejados del sol, mientras que en la mayoría de los otros sistemas planetarios los gigantes gaseosos están cercanos a su estrella. Pero ¿que pasa si lo poco probable se multiplica por el infinito? Sucede que, aunque sea infrecuente, el número de sistemas solares parecidos al nuestro se hace infinito.
Ahora, avancemos en el razonamiento. El número de sistemas solares exactamente como el nuestro también debe ser infinito. Si la posibilidad no es nula, más tarde o más temprano se repetirá un sistema solar con cada característica específica del nuestro. Al final encontraríamos uno en el que se repetiría hasta el último átomo de nuestro sistema solar. Y que sea idéntico átomo a átomo incluye cada mínimo detalle. Todos y cada uno de los seres humanos que habitan la tierra existiendo en su tercer planeta idéntico a la tierra.
Y si aumentamos la distancia, seguiríamos encontrado más y más sistemas solares idénticos al nuestro, átomo a átomo, hasta un número infinito de veces. Y también encontraríamos infinitas mínimas variaciones de este tema principal. Pequeñísimas o grandes variaciones en las historia de ese planeta o en la historia de su civilización, pero que se repetirían cada una de ellas a su vez, sin límites. Habría infinitos mundos en el que mi réplica llevaría barba, sería emperador o habría sido ajusticiado. Consuela pensar que hay un número infinito de réplicas nuestras que han conseguido realizar todos los sueños que anhelaban. Y como el infortunio tiene más caras que el éxito, hay infinitas réplicas que habrán sido quebrantados por cada desgracia imaginable. Deberíamos considerarnos siempre como unos afortunados.
Apurando las infinitas opciones que se abren con esta perspectiva, cualquier ser vivo es posible, cualquier tipo de civilización es posible, cualquier logro tecnológico es posible, cualquier historia es posible. El límite solo es debido a nuestra pobre imaginación.
Pero la Cosmología no solo no descarta, sino que tiene muchos indicios de que hay infinitos otros universos aparte del nuestro. La teoría cosmológica estándar, ampliamente aceptada y avalada por las observaciones, establece que el Big Bang fue precedido por una Inflación Cósmica. Esta Inflación Cósmica al detenerse originó nuestro universo. Pero esta inflación por sus propias características no puede detenerse y continuó en otras regiones, dando origen a infinitos Universos Burbuja allá donde puntualmente se iba colapsando. Cada una de esas otras regiones pueden tener las mismas, o completamente diferentes leyes y constantes físicas. Esto transforma al infinito de muy probable a inevitable respecto a un universo como el nuestro. Aunque nuestro universo fuera finito, hay infinitos universos con características exactamente iguales a las nuestras. No solo no hay limite a lo que podemos imaginar, sino que también no hay límite a lo que no sabemos imaginar. Las leyes y constantes físicas de otros universos podrían ser tan extrañas como para permitir Seres de Luz todopoderosos, pero también Seres de Oscuridad. Si lo conseguimos imaginar, es que existe.
Algunos universos podrían ser capaces de acceder al nuestro. ¿Donde está todo el mundo? Se preguntaban Enrico Fermi, mirando la Vía Láctea y Stephen Hawking, en su fiesta para los viajeros del tiempo. ¿Donde está todo el mundo? Me pregunto sobre los visitantes trans-universales. Puede que algo fundamental se nos escape. Puede que la teoría de la Inflación Cósmica no sea correcta, que las mediciones estén sesgadas y el universo tenga bastante curvatura, o que hayan constantes y leyes físicas inviolables. Puede que la bondad prevalezca sobre el mal por alguna razón, y tome medidas para prevenir las relaciones con sociedades no preparadas para digerir el salto tecnológico. Si es correcta la última suposición, solo será cuestión de tiempo que ingresemos en una hermandad cósmica.