La Hipótesis de la Simulación propone que toda nuestra existencia es una realidad simulada, como una simulación informática. Esta simulación podría contener mentes conscientes que pueden o no saber que viven dentro de una simulación. En su forma actual, los argumentos apoyando la simulación comenzaron en 2003 con la publicación de un artículo de Nick Bostrom. En este artículo señalaba que una civilización post-humana, tecnológicamente muy avanzada, tendría un poder de cálculo casi sin límites. Si solo un pequeño porcentaje de descencientes decidiera ejecutar simulaciones de sus antepasados, simulaciones de alta fidelidad, éstas serían indistinguibles de la realidad para el ancestro simulado. Por lo tanto, el número total de antepasados simulados sería muy superior al número total de ancestros reales. Otras muchas personalidades y científicos, como Elon Musk, son firmes creyentes de estos postulados, La tesis de que la realidad es una ilusión tiene una larga historia filosófica y científica que se remonta a la antigüedad: Desde Zhuangzi a las creencias hindúes y los filósofos de la Antigua Grecia.
Al intentar comprender el universo, cuando son estudiadas a fondo las partículas elementales, solo encontramos en último término funciones de onda, fórmulas matemáticas desnudas, que no especifican siquiera su localización. No encontramos nada subyacente que podamos llamar materia o material. Este hallazago y otros semejantes ha llevado a la formulación de la Hipótesis del universo matemático, propuesta por el cosmólogo Max Tegmark, que establece que nuestra realidad física externa es en realidad una estructura matemática. Es decir, el universo físico no está meramente descrito por las matemáticas, sino que SON las matemáticas, y que la materia misma es reducible a matemáticas. Para esta teoría cada elemento del universo son subestructuras matemáticas, y Los humanos serían subesctructuras auto conscientes. Estas dos teoría encajan muy bien, porque si nuestro universo completo se reduce a puras matemáticas, sería indistinguible de una simulación informática.
Si el espacio es una simulación, no debería ser contínuo sino una cuadrícula. Se ha intentando averiguar si hay indicios de esta cuadrícula estudiando la dirección de los rayos cósmicos de alta energía. Aunque los estudios todavía no han revelado una cuadrícula subyacente que guíe su dirección, hay evidencias empíricas bien argumentadas para poder apoyar la Hipótesis de la simulación y que invito a consultar más extensamente en el artículo citado. La primera evidencia es que la velocidad de la luz tiene un límite máximo que no puede ser explicado por las leyes de la Física, y sería un artefacto producido por los límites de la velocidad del procesador del ordenador que está simulando nuestro universo. La segunda, que las cualidades subjetivas de las experiencias o Qualia y la Consciencia, no son necesarias en sí mismas, y la explicación más probable es que son generadas para el disfrute del que ha generado la simulación. Los avatares de los videojuegos programados por los seres humanos pueden proporcionar un punto de vista individual del juego, además de muchos otros puntos de vista e información que puede obtener el jugador humano. Tal vez se esté proyectando una versión aún más rica en información a alguna otra mente, para cuyo beneficio surgió la experiencia de los qualia y la consciencia en este universo simulado.
Si el universo es simulado, por fin cobra sentido para mí el inesperado y chocante papel que tiene la mente humana dentro de la mecánica cuántica y por tanto, del universo. Esta teoría establece que mientras que no son observadas, las partículas están indefinidas. Esta intervención imperativa de la observación para que el mundo cobre sentido es tan contrario a la lógica y a la simplicidad que provocó la pregunta de Albert Einstein a su compañero físico y amigo Niels Bohr, sobre si él realmente creía que "la luna no existe si nadie la está mirando." Si es cierta la Hipótesis de la simulación y su objetivo último solo es beneficiar la experiencia de un Simulador, el universo no tiene objeto si no es percibido a través de sus avatares humanos por la mente que ha simulado el universo. ¿Porqué malgastar poder de computación para algo que no se puede disfrutar? Dejar las partículas elementales indefinidas es lo más económico desde el punto de vista computacional: El no darles valor definido no consume memoria. El correlato en un juego de ordenador humano sería no programar la parte del paisaje que no puede ser vista.
Si aceptamos que nuestra realidad, que el universo en el que vivimos, puede ser una simulación muy, muy compleja, en mi opinión no hay porqué apelar a antepasados como los diseñadores de la simulación, por varias razones. Primero porque no hay ninguna certeza que la civilización humana termine sobreviviendo lo suficiente para alcanzar tales capacidades. Segundo, porque no hay seguridad de que llegue a dominar la tecnología hasta tales extremos. Y tercero, tampoco hay certeza de que lleguen a disponer de los recursos necesarios para lograrlo y que sean tan abundantes que decidan emplearlos para este fin. Otra razón para no apelar a antepasados y descencientes haciendo simulaciones unos de otros hasta el infinito, es la navaja de Ockham, o principio de economía. Este principio establece que "en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable". ¿Porqué decantarse por múltiples simulaciones de presuntos descendientes, abriendo la puerta de simulaciones anidadas, cuando lo más simple y probable es que la simulación de nuestro universo sea única y hecha por una sola Entidad? Incluso puede que esta entidad esté simulando otros universos con otras leyes físicas y otros productos finales, lo que sería mucho más divertido.
Sigue nuestra siguiente publicación, donde intentaremos encontrar todas las implicaciones que supondría que el universo y nuestras vidas fueran una simulación informática diseñada por una Entidad.