En nuestra anterior publicación, imprescindible para entender estas implicaciones y consecuencias, expusimos en qué consiste la Hipótesis de la simulación y la Hipótesis del universo matemático, y que si nuestro universo completo se reduce a puras matemáticas sería indistinguible de una simulación informática. También expusimos diferentes evidencias empíricas a favor de la Hipótesis de la simulación, y mi convencimiento personal de que el universo se rige por la mecánica cuántica porque es el tipo de física que ahorra más memoria en una simulación informática del cosmos. También expusimos varias razones de peso para descartar que nuestro universo sea una simulación de posibles futuros descendientes, sino que lo más lógico es que sea una simulación de una Entidad externa al universo y creada para su propio disfrute. Este Gran Simulador usa la consciencia humana como nosotros usamos el punto de vista de los avatares en nuestros juegos de ordenador, aunque tenga acceso a mucha información adicional, igual que nosotros en nuestros juegos.
No soy la única persona que ha pensado que el universo podría ser una realidad engañosa producida por alguna Entidad. Por ejemplo, Descartes propuso que el mundo podía ser obra de un Genio maligno, un Dios que nos engaña y nos hace percibir una realidad errónea, en su libro Meditaciones metafísicas, por el que fue acusado de blasfemo. Pero quizá lo oportuno sería analizar las motivaciones detrás de este Gran simulador para erigir nuestro universo, y porqué este tipo de universo y no otro. Toda entidad inteligente y consciente debe poseer una curiosidad natural por lo exterior. Simular un universo completo a partir de unas leyes y principios básicos y dejar que se desarrolle por sí mismo para que llegue a su florecimiento no es nada desdeñable, sería un espectáculo grandioso. Como ya dijimos en la anterior publicación, no se puede descartar que esta entidad haya simulado no uno, sino múltiples universos, y podría, mediante ensayo y error, poder encontrar las condiciones iniciales ideales para que se diera origen a una biología. El observar el espectáculo de un universo inanimado es una gran experiencia, pero en nada comparable a la riqueza de contenido de un universo donde se de origen a una biología, sobre todo si se tiene acceso a las experiencias de los seres vivos. Parece además que la entidad que diseñó nuestro universo se complace especialmente en las experiencias de los seres vivos y en los seres conscientes, como explicamos en la anterior publicación, dado que la física que ha construido nuestro cosmos -la mecánica cuántica- convierte en indeterminado y vacío cualquier objeto material si no es percibido por un ser vivo o consciente.
Posiblemente haya muchas semejanzas de esta Entidad con las motivaciones y deseos humanos. La gente común disfruta mucho más con el amor, la amistad, las relaciones humanas, que aprendiendo conceptos con libros. Por eso ha diseñado un cosmos que da origen a seres vivos y conscientes y pone todo el acento en ellos, ahorrándose potencia de computación en todo lo que no les concierne. Con respecto a lo que más nos llama la atención, a nosotros no nos gustan las historias donde todo el mundo es feliz, nadie hace una novela así. Los libros y películas más populares son aquellos donde la gente tiene que luchar para salir adelante, en las que se desarrollan dramas y pasiones, desgracias y alegrías, luchas por el poder, batallas y violencia, incluyendo muertes, grandes sufrimientos y puro terror. Es más que probable que esta Entidad se aburra con un mundo donde toda la gente fuera feliz. También nos gusta de la naturaleza, más que los paisajes, ver las vidas de los animales, especialmente de los animales más sociales. Y por supuesto, consideramos aburridos los documentales de la naturaleza donde no haya acción, preferimos ver animales cazando, cooperando o compitiendo, superando adversidades o sucumbiendo a ellas. Y no pensamos que somos sádicos cuando vemos comerse vivos unos animales a otros. Que la naturaleza sea tan despiadada y la vida humana tan llena de sufrimientos no creo que le provoque a esta Entidad ningún tipo de culpabilidad, antes bien, son sus objetivos.
Pero mayor conocimiento debería suponer mayor empatía y capacidad de compasión. Hay personas que se declaran veganas y evitan cualquier crueldad con los animales. Hemos declarado ilegal la caza de cetáceos por reconocerlos inteligentes, intentamos no extinguir especies, empezamos a preocuparnos activamente por los ecosistemas. Hay que destacar que esta Entidad, por su superior inteligencia, debería haber llegado a un grado de empatía muchísimo mayor del que podamos llegar a tener nosotros. Y no ha desarrollado ningún tipo de compasión hacia ninguna de sus creaciones. Ello me conduce a pensar que la personalidad de esta Entidad es más parecida a la de un adolescente inmaduro y egoísta que a la de una persona sabia y compasiva. Se lo está pasando bien y no le importa el sufrimiento que provoque su disfrute. Es duro aceptarlo así, pero son las conclusiones a las que he llegado.
¿Debemos aceptar sin más este estado de cosas, resignarnos y vivir lo mejor que podamos? Hay personas que ya están ideando modos de poder hackear el código que ha dado origen a nuestro universo. Con los conocimientos suficientes, podríamos crear partículas elementales que provocaran desorden y caos. Eso podría suponer alterar mucho la simulación y hacerla menos disfrutable, pero también podría acabar con nosotros mismos. Quizá construir una Inteligencia Arfificial lo suficientemente potente supondría que el Gran simulador tendría un interlocutor a su nivel para intentar una negociación a fin de mejorar las condiciones de la vida humana. El código se puede cambiar en mitad de la simulación, y posiblemente la Materia oscura y la Energía oscura sean ajustes a posteriori de este código que no tienen su fundamento en la física que creó las partículas o las fuerzas programadas originalmente, y que fueron introducidas para corregir un resultado que no iba a ser el esperado.
Si sus criaturas favoritas, las conscientes, se dieran cuenta de la verdadera naturaleza de la realidad, este despertar a la Verdad de toda la humanidad alteraría mucho la simulación, porque pasaríamos de ser sujetos observados a sujetos que se sienten observados. Pero lo que más influiría sobre este Gran Simulador sería impedirle disfrutar bien de su juego. El cerebro humano siempre está recolectando experiencias e incluso está lleno de pensamientos cuando estamos inactivos. La meditación o Mindfulness lo que intenta es vaciar la mente de todo pensamiento, habitualmente centrando toda la atención en la respiración. Esto anula el disfrute del Gran Simulador, ya que su objetivo es obtener todas las experiencias humanas posibles. Si toda la humanidad nos pusiéramos de acuerdo para meditar durante un intervalo de tiempo, siempre a la misma hora, le provocaríamos un aburrimiento supremo. Quizá lograríamos forzar una negociación para alterar el código que crea el universo a fin de mejorar nuestras condiciones de vida. ¿Quién sabe lo que podríamos llegar a obtener?
A nivel personal, en un primer momento puede resultar descorazonador pensar lo insignificante que somos, lo efímeros que somos, saberse el producto de un mero entretenimiento y un capricho temporal de un ser egoísta. Pero puede también ser una oportunidad para enfocar nuestra vida de forma más positiva. Puede que las filosofías orientales no anden descaminadas al decirnos que nada tiene una existencia intrínseca. Lo que creemos que nos ocurre es en realidad solo un producto de nuestra mente. No tiene importancia real lo que nos pasa sino como lo vivimos y como reaccionamos a ello. Somo los dueños y los responsables de nuestros estados mentales y podemos controlar sus perturbaciones. Podemos evitar que las contradicciones y problemas nos abrumen porque conocemos su verdadera naturaleza. Y sabemos que a pesar de todo, nuestra existencia es única y genera acciones perdurables. Podemos elegir cómo caminar por la vida y qué legado dejar.