Donde surgen el Tiempo y la Consciencia

Dónde surgen el Tiempo y la Consciencia Parte III

En las anteriores publicaciones de este ensayo, explicamos que para la física, el Tiempo ni fluye, ni es secuencial, ni tiene una dirección. También cómo el Universo tiene tres dimensiones espaciales y una dimensión temporal, todas exactamente al mismo nivel. Esto implica que el concepto común del tiempo sería una mera ilusión mental. El tiempo existe, pero todo el tiempo existe simultáneamente. También explicamos cómo en la Mecánica Cuántica, las partículas están indefinidas espacialmente hasta el momento de la observación, y expusimos nuestro postulado de que es la observación la que hace definirse a la partícula también en la dimensión temporal.

Entonces ¿Qué es lo que produce en nuestra mente la sensación del tiempo, de su paso, de la separación radical entre lo pasado, el presente y el futuro? ¿Porqué la mente le da al tiempo una dirección y experimentamos estados mentales sucesivos? Y más aún, ¿porqué nuestra consciencia tiene esa persistente y nítida sensación de que solo el presente tiene una existencia intrínseca y es la única realidad? Nuestra mente no solo produce la sensación del paso del tiempo y la diferenciación entre un pasado, un presente y un futuro. Nuestra consciencia se encuentra encapsulada en un presente, en un presente que es un lugar privilegiado del total del tiempo, en un presente que es originado por un momento específico anterior y que dará lugar al siguiente presente. No tenemos consciencia de muchas mentes, sino solo de una que va transformándose. Nuestra realidad sería la suma de muchos presentes ordenados estrictamente, que hay que vivirlos uno a uno. Nuestra existencia nos parece secuencial intrínsecamente, tiene una orientación, y solo se puede edificar con una jerarquía concreta. Nuestra existencia nos parece más completa con el transcurrir y solo en su momento final la mente sería plenamente consciente de todo su devenir.

Si elimináramos el concepto del tiempo o de su flujo, del concepto del presente o de sus jerarquías, la definición misma de nuestra mente se vería comprometida. Cada una de las consideraciones de nuestra experiencia confronta directamente contra la verdadera naturaleza del espacio tiempo. ¿De donde surgen y como se pueden resolver estas contradicciones entre lo experimentado y la verdadera realidad?

Nuestro cerebro no está diseñado para captar la verdadera realidad. La evolución nos ha construido para resolver los problemas de la existencia diaria y producir la respuesta más adecuada a los requerimientos de nuestro entorno, no para conocer la verdadera naturaleza del universo. No estamos diseñados para reconocer las ondas electromagnéticas, sino la luz, para captar vibraciones aéreas, sino los sonidos. Los sentidos captan estímulos que son procesados y adaptados por nuestro cerebro, no para captar su esencia, sino simplificados para ayudarnos a navegar por la naturaleza. Los estudios más rigurosos nos describen que el universo que creemos conocer es en realidad una construcción de nuestro cerebro. De hecho, la realidad captada por nuestros sentidos ha sido llamada como una alucinación organizada, ya que no hay mucha diferencia a nivel de la actividad neuronal entre el sueño o la vigilia.

En la primera publicación de este ensayo hicimos una representación tridimensional de un Universo tetradimensional. Esta representación del universo puede arrojar luz sobre cómo se forma en nuestra mente el concepto del tiempo, el flujo del tiempo, la separación del pasado, presente y futuro, y de la jerarquía de los presentes. La mente es un producto del cerebro, y el cerebro tiene una organización secuencial y limitada. El cerebro no puede captar ni la verdadera realidad, ni la verdadera totalidad. Por economía, nuestros sentidos informan al cerebro solo de los estímulos más cercanos y más fáciles de interpretar. Por economía, nuestro cerebro interpreta la dimensión temporal no como es en realidad, sino parcialmente. Tiene que ser interpretada de modo secuencial, de modo limitado y de modo jerárquico. El presente, el flujo del tiempo y su jerarquía es un resultado de cómo es capaz abordar la realidad nuestro cerebro. El cerebro en esta representación del universo captaría solo un pequeño círculo de realidad en un momento dado. Todas las percepciones de una persona serían como un pequeño cilindro o tubo embebido en el cono. Pero el cerebro no tiene capacidad de captar la verdadera realidad, ni su a nivel espacial, ni a su nivel temporal, ni en su esencia. Sea la que sea la verdadera naturaleza y el papel de la mente y de la consciencia, esta entidad solo puede interpretar esta totalidad analizándola a pasos, en un orden determinado y con una jerarquía.

De igual manera, todas las percepciones solo tendrían verdadero sentido tomándolas como una totalidad, sin tener existencia intrínseca cada pequeño círculo de presente. ¿Y de donde surgiría la ilusión del presente en la mente? La mente al observarse a sí mima o ser consciente de sí misma crea el presente, al fijarla en la coordenada temporal. La mente no solo fija en el tiempo las partículas, sino que se fija a sí misma en el tiempo. La mente también se fija a sí misma en forma de una secuencia con un orden y una jerarquía determinados.

Este universo fijado, al estar completo en la dimensión temporal ¿no derogaría el libre albedrío? El libre albedrío no sería derogado, sino que se integraría con armonía en su resultado final. De la misma manera que una partícula cuántica no se despoja de la naturaleza probabilística que tenía antes de la observación después de ser observada, las elecciones conscientes no están despojadas de su libertad antes de la decisión, de la misma manera que no se despojan de su libre albedrío los actos de decisión recogidos en la historia.

Dónde surgen el Tiempo y la Consciencia