En nuestra anterior publicación, intentábamos explicar lo que significa la Nanotecnología, dónde puede y no puede aplicarse, y las tremendas ventajas que tienen las moléculas orgánicas frente materiales artificiales, ya sean metales o polímeros, actuando mediante piezas mecánicas, al menos cuando pretendan interaccionar con seres biológicos. Es imprescindible su lectura para comprender lo que ahora explicaremos.
Es una absoluta falacia la visión de que el futuro de la medicina será un ejército de micro robots o Nanobots parecidos a mini submarinos, con brazos mecánicos y láseres patrullando por nuestro cuerpo, diagnosticando, curando y previniendo enfermedades, o aumentando nuestras capacidades. Por ejemplo, descubriendo y destruyendo células cancerígenas, reparando arterias y tejidos dañados, conectando nuestras neuronas a Internet., creando órganos artificiales, manipulando nuestro ADN. Un micro robot basado en piezas mecánicas tiene que ser fabricado y ensamblado fuera del cuerpo, y luego inyectado, un primer y gran inconveniente en su eficiencia. Va a necesitar de un micro motor y de una fuente de energía para desplazarse, otros dos grandes inconvenientes. Puede sufrir alteraciones de tipo químico y corrosión por diferentes condiciones de salinidad y pH en el medio corporal. Y el principal inconveniente¿Cómo va a encontrar un mini submarino su diana dentro del cuerpo humano y acoplarse a esta diana? ¿Qué tipo de reconocimiento a través de escáneres, radares, cámaras ópticas o GPS puede superar a la tradicional y efectiva complementariedad espacial y electrostática? ¿Cómo va a abrirse paso sin causar destrozos entre las membranas que tiene que atravesar?
Incluso cuando se imiten con combinaciones de polímeros u otros compuestos, incluyendo que se les modifique para tener partes polares y aprovechen las fuerzas electrostáticas, de Van der Waals, y de puentes de hidrógeno, un mini submarino muy modificado formado por materiales artificiales y piezas mecánicas no va a poder encontrar de forma sencilla su diana, ni interaccionar adecuadamente con un una molécula orgánica, por la dificultad de simular con precisión una complementariedad espacial y electrostática, al no estar formado por moléculas semejantes para permitir un buen ajuste. Las interacciones no serían exactas, ni precisas. Y con los millones de moléculas orgánicas diferentes que existen dentro de un organismo vivo, el no interactuar sólo y específicamente con su diana molecular por una interacción que no fuera absolutamente precisa, provocaría una auténtico desastre. Por ejemplo para ejercer las funciones de un oligonucleótido antisentido, como silenciar diferentes partes del genoma, corregir una mutación o favorecer la síntesis de algunas proteínas, solo sirven nucleótidos antisentido, no ningún material artificial.
Innumerables tipos de proteínas son los compuestos ideales que poseen todas las propiedades que necesitaría este falaz micro robot. Circulan por la sangre y luego se difunden por el medio intercelular hasta encontrar fácilmente su diana biológica. Tienen una perfecta complementariedad espacial y electrostática con infinidad de compuestos biológicos. Tienen infinitas capacidades efectoras de tipo enzimático, incluyendo la edición y reparación del ADN. Pueden ser introducidas al interior de las células a través de todo tipo de receptores de membrana. Pueden ser fabricadas y ensambladas in situ por el propio organismo. Tienen una vida media determinada, lo que permite modular finamente sus funciones. Pueden atravesar el núcleo celular, la barrera hematoencefálica y digestiva si van empaquetadas en exosomas. En el organismo llevan a cabo, además de funciones enzimáticas, funciones transportadoras de otros compuestos por la sangre y a través de membranas celulares, funciones de regulación como hormonas, funciones de defensa del organismo como anticuerpos, funciones estructurales como colágeno y funciones de movimiento como miosina. A través de la modificación del genoma y la Ingeniería Genética, podríamos diseñar proteínas a la carta para mejorar las funciones que ya realizan o diseñar nuevas proteínas con funciones completamente nuevas, cualquier tipo de función, siendo fabricadas en el lugar donde se necesite que actúen.
Además de la Ingeniería genética y los oligonucleótidos antisentido, la medicina tiene un inmenso campo para avanzar con el estudio de los Exosomas. Los exosomas son como células en miniatura con múltiples funciones conocidas, pero aún muchas más por conocer, y de las que se está aprendiendo infinidad de usos diagnósticos y terapéuticos. Conocer sus posibilidades y llegar a manipularlos puede suponer una auténtica revolución dentro de la medicina. Las características y aplicaciones de los exosomas entrarían dentro de lo que algunos visionarios de la nanotecnología atribuirían a lo que podrían hacer sus nanobots, pero no hay ningún material artificial que supere a los exosomas y su estudio debe entrar dentro del campo de la biología, no de la nanotecnología.
La nanotecnología sí que puede ayudar a lo que las proteínas, oligonucleótidos y exosomas pueden conseguir, uniéndoles compuestos, fármacos o partículas para revolucionar la forma de administrar los medicamentos, las terapias anti cancerosas o los diagnósticos, haciendo llegar los fármacos o los biomarcadores al sitio más adecuado. La nanotecnología sí que puede ayudar enormemente mejorando la interfaz hombre-máquina y los dispositivos a los que podremos conectar o incorporar a nuestro cuerpo para mejorarlo. Pero los avances más importantes en la medicina no se van a producir, como ya hemos argumentado antes, de la mano de la nanotecnología, sino de la Ingeniería genética, los oligonucleótidos y los exosomas. Estas disciplinas y no la nanotecnología son la que conseguirá prevenir y curar el cáncer, reconstruir tejidos y órganos enteros, eliminar la vejez o modificar nuestras neuronas para poder ser conectadas más fácilmente a los ordenadores.