En anteriores publicaciones intentamos explicar cómo se consigue la percepción de la profundidad mediante el sentido de la vista y el procesamiento de esta información por el cerebro. En la anterior publicación, hablamos de los comienzos del cine en 3 dimensiones y de los primeros intentos de conseguir una percepción de profundidad en la salas de proyección, a pesar de estar viendo imágenes en dos dimensiones, mediante el Anaglifo, la polarización de la luz y la obturación alternativa de la visión de cada ojo.
La primera época dorada del cine en 3 dimensiones a principios de la década de 1950 se basó en el uso de filtros polarizadores. En esta técnica se proyectan dos imágenes superpuestas en la misma pantalla a través de diferentes filtros polarizadores. El espectador lleva unas gafas que también contienen un par de filtros polarizadores orientados con un ángulo diferente. Como cada filtro deja pasar sólo la luz que está polarizada de forma similar, cada ojo ve una imagen diferente. Algunas película destacadas fueron Bwana Devil (1952), del cineasta Arch Oboler, Creature from the Black Lagoon (1954), y Melody, de los estudios Disney.
Sin embargo, este sistema necesitaba dos proyectores simultáneamente, que debían estar permanentemente sincronizados con la exactitud de un recuadro, o de otra manera la película no se podía ver, incluso producía dolor de cabeza y ojos. Había que recargar cada hora los dos proyectores, pudiendo producirse de nuevo una desincronizacion. La pantalla debía de ser reflectante para mantener la polarización y la luz polarizada producía oscurecimiento en zonas que no fuesen centrales. A menudo los operadores de sala no eran cuidadosos con la sincronización y los críticos de cine consideraban a estas películas "duras para la vista".
A partir de la década de 1960, los nuevos estrenos se hicieron usando un solo proyector, por su mayor facilidad de producción y exhibición. Por ejemplo, el sistema Anaglifo, que consiste en superponer dos imágenes estereoscópicas, cada una con diferente coloración en la pantalla. Con unas gafas que filtren y anulen una de estas imágenes para cada ojo, obtenemos una sensación tridimensional. Arch Oboler, el productor que había iniciado la moda de los años 50, desarrolló para su película 'The Bubble' (1966) una nueva tecnología llamada Space-Vision 3D. Este sistema fue el estándar para la producción y exhibición de películas en 3D durante casi 30 años. Las películas proyectaban dos imágenes, una encima de la otra, y sólo necesitaban un proyector equipado con una lente especial. Esta técnica, denominada "por encima y por debajo", eliminaba la necesidad de instalar dos proyectores y producía imágenes 3D polarizadas, más oscuras y menos vivas. A diferencia del sistema dual anterior, podía mantenerse mejor en sincronización.
En 1970, Allan Silliphant y Chris Condon desarrollaron el sistema Stereovision, también con un solo proyector que emitía dos imágenes situadas a la mitad de su ancho, una al lado de la otra y utilizaba una lente en las gafas para redimensionar las imágenes a su tamaño correcto. La comedia para adultos 'The Stewardesses' fue estrenada con este sistema y se convirtió en la película en tres dimensiones más rentable hasta la fecha y, en términos puramente relativos, en una de las más rentables de la historia
Pero salvo excepciones, durante las décadas de 1960 y 1970, los títulos muchas veces eran películas para adultos, películas de terror o una combinación de ambas. Flesh For Frankenstein (1973), de Paul Morrisey, fue un ejemplo superlativo de esta combinación. Entre 1981 y 1983 hubo un nuevo interés en Hollywood por reestrenar o estrenar títulos en 3D, como Friday the 13th Part III, Jaws 3-D, Amityville 3-D, Dial M for Murder, Spacehunter: Adventures in the Forbidden Zone, etc, que detallaremos seguidamente.
No te pierdas las siguientes publicaciones donde explicaremos el resurgimiento, el declive y el futuro para las películas en 3 dimensiones.